El síndrome del nido vacío y la menopausia
¿Lo sabías?,Menopausia

El síndrome del nido vacío y la menopausia.

A parte de los síntomas ¿Qué otros cambios se producen en la etapa de menopausia?

O mejor dicho, en la etapa de la vida, que en la mayoría de ocasiones, coincide con la menopausia.

Estos cambios pueden ser:

Ansiedad acerca del futuro, de las enfermedades, de envejecer, de perder la independencia, de sufrir alguna discapacidad, de la muerte.

Cambios en la identidad o en la imagen corporal.

Cambios en las relaciones familiares, sociales y personales.

Divorcio o pérdida de la pareja.

Enfermedad o discapacidad de la pareja.

Hijos que se van del hogar (síndrome del nido vacío).

Más responsabilidad por los nietos.

Pérdida de los seres queridos.

Cambios en la situación financiera, empleo y jubilación.

Son muchos los cambios que se producen en la mujer a partir de una edad.

Se hacen mayores los hijos, los padres, los cambios en el entorno laboral, familiar, junto al cambio emocional y personal en el cual la mujer se ve envuelta en la etapa de la menopausia, hace que esta se torne aun más difícil.

Ya que a veces hablar y ser escuchada es muy necesario y nos ayuda enormemente.

Pero hoy me voy a centrar en uno de estos cambios que afectan a la mujer, que no tiene nada que ver con la menopausia, pero si coincide en el tiempo, puede afectar aún más.

El síndrome del nido vacío.

¿Qué es el síndrome del nido vacío?

Según la Wikipedia:

El síndrome del nido vacío es una sensación general de soledad que los padres u otros tutores pueden sentir cuando uno o más de sus hijos abandonan el hogar. Aunque es más común en las mujeres, puede ocurrir en ambos sexos… te dejo el enlace aquí por si quieres seguir leyendo en la wiki.

Pero de forma que no sea tan formal, te contaré un poco que es y como afecta.

No es un diagnóstico clínico, es un conjunto de sentimientos que los padres tienen de tristeza, soledad, vacío, melancolía, ansiedad, irritabilidad y pérdida, cuando el último hijo se va de casa.

Y además en ocasiones sentimientos encontrados, pues son muchos los padres que seguro alentaban activamente a sus hijos para que fueran independientes antes de que se marcharan. Y se puede presentar la culpa por ello.

Se suele producir más en las mujeres que en los hombres, pero poco a poco se va igualando entre ambos sexos, debido a los nuevos modelos familiares.

Tradicionalmente, las mujeres han sido las que han cumplido con las tareas de cuidar y proteger a la familia, quedándose incluso en casa para dedicarse a ello en exclusividad en muchos de los casos.

Y es por ello que suelen sentir mucho más esta ausencia de los hijos cuando se marchan de casa.

Han renunciado a sus propios sueños y aspiraciones para volcarse en sus hijos y cuando estos se van se sienten solas y abandonadas.

El hecho de que los hijos ya no necesiten esa atención materna, de que ya no formen parte de la vida cotidiana, así como de su compañía constante, resulta muy difícil de aceptar.

La incertidumbre de saber si están bien, si necesitan algo, de no estar al lado para ayudarlos, de la seguridad de estos y pensar si son capaces de cuidarse solos.

Son sentimientos y emociones normales, que se tienen que asumir y lo mejor de todo es que son pasajeras, se van diluyendo con el tiempo a medida que se produce esta aceptación y adaptación a la nueva situación familiar.

Hay que analizar la situación y los sentimientos de dicho momento.

A menudo la marcha de los hijos suele coincidir con una época de cambios muy complicados en la mujer.

Ya sea por la la bajada de hormonas en menopausia o por el aumento de tiempo libre en la jubilación, al combinar con el síndrome del nido vacío, puede causar pena, tristeza, fatiga, incapacidad para concentrarse, etc…

Sé consciente de cómo te sientes y las causas que te llevan a estar así.

Para saber si estas padeciendo de “síndrome del nido vacío” hay una serie de síntomas frecuentes que lo caracterizan:

  • Sentimientos de tristeza, soledad y vacío.
  • Aburrimiento y la sensación de no tener nada que hacer en el día.
  • Ganas de llorar constantes.
  • Problemas para dormir.
  • Quejas somáticas.
  • Añoranza de cuando los hijos eran pequeños.
  • Sensación de pérdida de sentido de la propia vida.
  • Sentimiento de que nunca va a ser tan feliz como cuando sus hijos estaban en casa.

Como te he comentado antes, estos sentimientos junto a los síntomas de menopausia pueden afectar aun más a nuestra calidad de vida.

Y sobre todo es importante si no se ve una mejora, acudir a un especialista para que identifique el síndrome de nido vacío.

Que podemos hacer para evitarlo o bien que no sea tan acusado:

Alégrate por tus hijos, por su independencia, por su nueva vida.

Que sepan que estás ahí para cuando lo necesiten y que tienen tu apoyo.

Déjales avanzar por si solos, que tomen sus propias decisiones. Ten en cuenta que a los hijos al principio también se nos hace difícil dejar nuestro hogar. Ponte en su lugar.

Comunícate con ellos, sin obsesionarte. El que no hables con ellos constantemente no significa que hayas dejado de importarles.

Aunque los veas como tus pequeños, ya no lo son.

Piensa que el día de mañana te visitarán posiblemente con sus parejas e hijos.

Y empieza a pensar en TI

Dedícate tiempo, no te abandones, tienes que volver a adoptar el Rol de mujer además del de madre.

Retoma actividades que dejaste de hacer.

O proponte nuevas aficiones y actividades.

Ejercicio, lectura, pasear, talleres, cursos, excursiones…

No te encierres en ti misma, habla de tus sentimientos.

Refuerza tu relación de pareja, redescubriros y empezar a realizar más actividades juntos.

Sal a cenar con amigos, seguro que muchos de ellos están en vuestra misma situación.

Por último y lo más importante, el síndrome del nido vacío no suele prolongarse mucho en el tiempo.

En realidad suele durar lo que tardes en adaptarte a tu nueva vida.

Al principio el sentimiento de vacío será muy grande, pero poco a poco y con el tiempo, la relación con los hijos terminará siendo de mejor calidad que cuando estaban en casa, la madurez de ambos fomentará una comunicación aún más rica.

Nunca dejaras tu rol de madre, porque lo serás siempre y tus hijos estarán ahí para ti.

Dale la bienvenida a tu nueva etapa y vívela con actitud positiva.

Mira siempre el lado bueno de las cosas

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